Levantar la Mano

Drew Dudley comienza su charla pidiendo al público que levanten la mano los que se consideran líderes. Y una gran mayoría no lo hace. Yo tampoco lo hubiese hecho. Hasta ahora me sumaba a los que creen que el liderazgo es algo superior a nosotros mismos y que para considerarnos líderes tenemos que cambiar el mundo.

Pero Drew aboga y realza un tipo de liderazgo cotidiano en el que todos podemos levantar la mano, y sentirnos cómodos con ello. Son pequeños momentos en los que, gracias a lo que decimos o hacemos, por muy pequeño que sea, mejoramos la vida de otras personas. Lo malo es que, a no ser que nos lo digan, pocas veces somos conscientes de nuestro momento de liderazgo.

Siempre me ha gustado mucho la dinámica en la que escribimos nuestro nombre en una hoja en blanco y la vamos circulando entre el resto de compañeros. Tú escribes sobre ellos y ellos escriben sobre ti. Et voilà: se crea el espacio y el momento idóneo para reconocernos como líderes. Y lo que es mejor: te lo puedes llevar de recuerdo. Porque a veces la memoria falla y se nos olvida que hay una versión mejorada de nosotros que la ve todo el mundo. Todo el mundo menos nosotros, porque nuestro crítico interno no nos da permiso.

Pero es importante hacerlo, porque solo valorando estos hechos cotidianos en nosotros mismos también podremos verlos en los demás. Y si se lo hacemos llegar, muchísimo mejor.

Así que: líder es mi pareja cuando llama a su abuela. Líderes son mis amigas cuando quedan para desayunar risas antes de ir a trabajar. Líder es mi vecino que siempre me saluda con su perrita en los brazos y su sonrisa en la cara. Líder es mi niña con solo su presencia y mi sobrino con toda su imaginación. Líder es una mujer valiente que se da el permiso de cambiar. Líderes son mis abuelos con sus historias, mis tíos con sus canciones y mis padres con su amor incondicional. Líderes somos todos porque todos nos relacionamos, porque conectamos, porque escuchamos, porque inspiramos, porque compartimos y porque amamos. Y esto, es la magia de la comunicación.

Detrás de las marcas, de las empresas y de los proyectos están las personas, y en ellas los líderes, así que asumamos nuestra parte de responsabilidad y de influencia y ejerzamos nuestro liderazgo. No en lo extraordinario ni en lo complicado; sino en lo sencillo y lo cotidiano.

Porque tú, porque yo, y porque todos, podemos levantar la mano.

Drew Dudley comienza su charla pidiendo al público que levanten la mano los que se consideran líderes. Y una gran mayoría no lo hace. Yo tampoco lo hubiese hecho. Hasta ahora me sumaba a los que creen que el liderazgo es algo superior a nosotros mismos y que para considerarnos líderes tenemos que cambiar el mundo.

Pero Drew aboga y realza un tipo de liderazgo cotidiano en el que todos podemos levantar la mano, y sentirnos cómodos con ello. Son pequeños momentos en los que, gracias a lo que decimos o hacemos, por muy pequeño que sea, mejoramos la vida de otras personas. Lo malo es que, a no ser que nos lo digan, pocas veces somos conscientes de nuestro momento de liderazgo.

Siempre me ha gustado mucho la dinámica en la que escribimos nuestro nombre en una hoja en blanco y la vamos circulando entre el resto de compañeros. Tú escribes sobre ellos y ellos escriben sobre ti. Et voilà: se crea el espacio y el momento idóneo para reconocernos como líderes. Y lo que es mejor: te lo puedes llevar de recuerdo. Porque a veces la memoria falla y se nos olvida que hay una versión mejorada de nosotros que la ve todo el mundo. Todo el mundo menos nosotros, porque nuestro crítico interno no nos da permiso.

Pero es importante hacerlo, porque solo valorando estos hechos cotidianos en nosotros mismos también podremos verlos en los demás. Y si se lo hacemos llegar, muchísimo mejor.

Así que: líder es mi pareja cuando llama a su abuela. Líderes son mis amigas cuando quedan para desayunar risas antes de ir a trabajar. Líder es mi vecino que siempre me saluda con su perrita en los brazos y su sonrisa en la cara. Líder es mi niña con solo su presencia y mi sobrino con toda su imaginación. Líder es una mujer valiente que se da el permiso de cambiar. Líderes son mis abuelos con sus historias, mis tíos con sus canciones y mis padres con su amor incondicional. Líderes somos todos porque todos nos relacionamos, porque conectamos, porque escuchamos, porque inspiramos, porque compartimos y porque amamos. Y esto, es la magia de la comunicación.

Detrás de las marcas, de las empresas y de los proyectos están las personas, y en ellas los líderes, así que asumamos nuestra parte de responsabilidad y de influencia y ejerzamos nuestro liderazgo. No en lo extraordinario ni en lo complicado; sino en lo sencillo y lo cotidiano.

Porque tú, porque yo, y porque todos, podemos levantar la mano.